Kayak en el Himalaya, Humla karnali
La vida en Nepal es increíble. La aventura esta a la vuelta de la esquina y lo que parece monótono se convierte en una aventura, lo que parecía una hora se convierte en un día y lo que parecía fácil termina costando un riñón.
En busca de eso vinimos a Nepal y ahora, descansando en Pokara nos damos cuenta de que realmente tenemos algo bonito que contar...
Venimos de descender el río más grande de Nepal, procedente del Monte Kailash, el Humla Karnali. En nuestro camino hemos recorrido cerca de 500km durante los cuales hemos descendido uno de los ríos más complicados del mundo. La expedición ha estado llena de complicaciones, duros trabajos y razones por las cuales hemos estado a punto de abandonar, pero ahora que la hemos completado podemos decir que ha sido una aventura única.
Esperando a David en el aeropuerto de Kathmandú. Al fondo muchos taxistas esperando a turistas
EL KARNALI
El Karnali es uno de los ríos sagrados para la religión Hinduista. A su paso, surca cordillera del Himalaya de norte a sur, atravesándola por profundas gargantas mientras desciende a una velocidad vertiginosa.
Durante su camino observa un enorme cambio en la cultura, población, y pasaje. En su nacimiento en Tibet el agua es fría, el clima es árido y la población se agolpa en pequeñas chozas de piedra, cocinando con fuego y durmiendo en el suelo. El Budismo es la religión mayoritaria y el río apenas ofrece pesca.
Sin embargo a la llegada a Chisapani, el río es una explosión de vida con abundante pesca, grandes extensiones forestales y un clima templado que hace posible que las orillas estén habitadas por grupos de familias con una cultura muy cercana a la India.
Desde Tibet hasta la India, desde la montaña hasta la selva, desde el budismo hasta el hinduismo, desde Nepal hasta la extenuación.
Este es el viaje que queremos contar, pero es muy intenso y lleno de detalles por lo que comenzarémos por el principio.
Foto panoramica sobre el río Humla Karnali. Apenas se distingue a los kayakistas en la parte alta del río
DONDE ESTAMOS
El Humla Karnali es todavía hoy uno de los últimos ríos desconocidos, una de las últimas fronteras, aislado y protegido por verticales montañas. Descendido por primera vez en1987, sigue siendo un lugar muy poco visitado debido su escarpada ortografía. Es uno de esos lugares remotos que por su situación geográfica permanecen aislados. El aeropuerto de Simikot conecta este valle con el mundo desarrollado pero los altos precios del carburante y el reducido espacio de las avionetas hacen que la influencia del aeropuerto no sea notorio en los pueblos aledaños.
Estamos al oeste de Nepal, en la frontera con el Tibet, la zona menos desarrollada del país. El Himalaya ofrece un descanso y permite pasos de 4000m entre las dos naciones, pero la abrupta geografía no da descanso y los senderos suben y bajan para evitar grandes rodeos al valle.
Stupa budista sobre el Valle del Chuwa Kola, al fondo las montañas que rodean la región de Humla.
EL TREKKING
Nuestro primer objetivo fue llegar a la ciudad de Simikot desde donde pretendíamos comenzar la expedición. Una ciudad colgada en la montaña, sin comunicación terrestre y con un mini-aeropuerto de avionetas. La opción de tomar un avión para realizar una expedición de este calibre no nos convencía, y nos pareció más completo, tratar de llegar allí a la antigua usanza, caminando desde el último punto posible, con los kayaks, el equipaje de campamento y la comida necesaria para gran parte de la expedición.
Comenzamos pues en el pueblo de Gamgadi, región de Mugu desde donde partimos hacia nuestro objetivo con la ayuda de 4 porteadores locales. Enseguida nos dimos cuenta que el seguir los senderos locales iba a ser duro, y que las personas que se movían por esos alrededores usaban burros de carga además de yacks e incluso cabras para transportar el material. Debido al gran volumen de nuestros barcos estábamos muy limitados y solamente los porteadores podían ayudarnos.
El trekking duró 6 días en los que pasamos varios puertos por encima de 3000m. Dejamos pequeños poblados a nuestro paso y acampamos a orillas de los ríos mientras analizábamos afluentes y rápidos del propio Humla Karnali. La construcción de una nueva carretera nos dejo más de un día literalmente sin camino, teniendo que retroceder y ascender por la montaña en busca de un nuevo sendero para conseguir cruzar las profundas y verticales gargantas.
Porteando los kayaks sobre el Mugu karnali
EL RÍO
A nuestra llegada a Simikot el Humla Karnali presentaba un caudal excepcional, todavía grande por las influencias del monzón pero navegable y sobre todo rápido.
Descansamos dos días que utilizamos para explorar las fuentes de el propio Humla y descubrimos que hay un cañón por encima de Simikot que en época de menos agua sería navegable. Charlie Monsen y un equipo de Americanos lo descendía en 1998 y desde entonces no ha tenido repeticiones. Lamentablemente estamos en la época incorrecta y no podremos repetir ese épico descenso. Hay demasiada agua
Nos preparamos pues para el descenso, cargando la piragua hasta los topes, 5kg de comida, 10 kg de ropa y material de campamento y otros 5 de extras y material de reparaciones. En total vamos a manejar un kayak de 40 kg con todas nuestras pertenencias.
Los primeros días fueron jornadas complicadas, de mucho desnivel y pasos infranqueables. El ríos demostraba mucha fuerza y nuestras estimaciones desde la orilla se quedaban cortas. El río empujaba los barcos más hundidos de lo habitual a una velocidad increíble. La navegación se hizo muy complicada y el esfuerzo para mover los barcos nos dejaba exhaustos. El cansancio del trekking y las largas noches durmiendo en el suelo comenzaban a pasar factura. Decidimos entonces navegar con prudencia, tomándonos más tiempo para analizar los rápidos y recuperar poco a poco la excelencia física necesaria. De esta manera avanzamos de manera solida y segura.
Acampábamos a orillas del río, en playas de arena con madera de deriva. Con apenas una hora antes de anochecer tendíamos la ropa y cocinábamos harina con sal en todas las variantes conocidas. Completábamos el menú con papillas, arroz o leche en polvo acompañada de abundante azúcar o miel. La variedad de comida que se puede encontrar en esta región es bastante escasa y pescar algún pez fue durante varios días nuestro sueño.
Acabamos por abandonar el sedal y los anzuelos.
Mikel Sarasola pasando uno de los miles escalones en la parte alta del río.
Mino pasando un rebufo que ocupaba todo el río.
PROBLEMAS
El río es la razón principal por la que veníamos y las corrientes nuestro mayor atractivo, pero el agua se convirtió en nuestro peor enemigo. La mayor parte de agua que encontramos en Nepal está en contacto con excrementos de animales y no es apta para consumo de occidentales. Cada sorbo te expone a una diarrea, con su consecuente debilidad y la imposibilidad de estar al 100% algo muy necesario en nuestra empresa. Por ello debíamos tratar cada litro de agua que consumíamos, mediante pastillas potabilizadoras o hirviéndola durante 10min.
Es fácil imaginar que navegar por el río te limita el radio de acción, (pensamos en hervir todo el río) pero acabamos todos por ponernos enfermos. Sientes debilidad, malestar, un dolor agudo en las tripas y al cabo de 2 días tratas de recuperarte. Es algo habitaul, por lo que hay que pasar y mentalmente te hace más fuerte, pero no se lo recomiendo a nadie.
Campamento el sesto día de río, tratando de saber donde estamos.
LLEGAMOS
Después de 11 días navegando, llegamos Chisapani, una pequeña población a orillas del parque Nacional de Bardia, donde habitan cocodrilos, rinocerontes y tigres. Estábamos prácticamente en la frontera con la India y el paisaje había cambiado completamente. Humedad, calor, y mucha riqueza forestal y animal.
En 19 días habíamos completado un viaje de mas de 400km que combinaba trekking y kayak, cerca de 4000m de altitud acumulados, 385 km de río, 1600m de descenso, comiendo y viviendo al estilo local y en total autonomía. Y todo había salido bien.
Ahora nos sentimos muy afortunados por haber tenido la suerte de nacer en occidente y poder visitar Nepal con objetivos deportivos. Damos las gracias a todos los que nos han ayudado durante la expedición y ahora nos toca devolver el favor ayudando a la creación de una escuela de primaria en Nepal.
Largos plandos en el Karnali, rodeados de una vegetación exuberante, clima cálido y mucha vida.
El resto de los días de nuestra estancia lo dedicaremos a llevar las donaciones recogidas en Murillo de Gallego y Ayerbe al proyecto de Model Society Nepal, donde se estaba construyendo una escuela de primaria y el terremoto interrumpió las obras. Actualmente los niños estudian en una escuela provisional de bambú, en el suelo y tienen muchas necesidades, por lo que nos sentimos afortunados de poder ayudar. Visitaremos el proyecto y trataremos de establecer un vínculo que perdure mientras sea necesario. Comenzaremos por llevar libros y bolígrafos a todos los niños y niñas de la escuela. Ya os contaremos más acerca de este proyecto en futuras entradas.
La aventura de Nepal llega a su fin y volveremos a la península. Otro año más el otoño nos da muchas alegrias pero esto no ha acabado, esperamos daros buenas noticias en invierno también con los viajes a Galicia, Cantabria y Marruecos. Hasta entonces, feliz invierno a todos!!!
Fermin Perez Larrea (Mino)
El caracter del río en la parte alta es magnífico, sin duda el Karnali es un World calss muy completo.
Vuelta a casa en autobus local, esto si que es class V